El eterno debate del fútbol está en el ingrediente básico que da sabor a este deporte de masas: el jugar bien o el obtener resultados. Durante la última década, en el Sevilla se ha pasado por todos los estadios por los que se puede vivir en este deporte. Ha habido un juego trabado, físico y con el abuso del llamado «otro fútbol»; otro estilo más vertiginoso, ofensivo, con goles y del gusto del aficionado; y un fútbol contemplativo, resultadista y menos atractivo para el personal. Todos ellos han tenido éxito en sus respectivas épocas.