La declaración de intenciones de Unai Emery en la previa del partido en Cornellá no engañó al Espanyol ni a sus rivales directos en la lucha por la permanencia. La promesa de luchar por el quinto puesto, con la coletilla de que «la Liga es lo que da de comer», fue otro brindis al sol del entrenador sevillista, que hizo lo que debía: lanzar un mensaje obligado de ambición y no arriesgar lo mínimo ante lo que su equipo se juega el jueves.