El Shakhtar, que al igual que los nervionenses viene «rebotado» de la Liga de Campeones, no varía prácticamente su apuesta futbolística en los partidos a domicilio, donde también reta al oponente al intercambio de golpes e incorpora a un gran número de efectivos en las acciones ofensivas, lo que le convierte en un conjunto incómodo y bastante peligroso.