Su padre es un cordobés que trabaja en una fábrica de cemento; su madre, una italiana de Pádova, tiene dos hermanos que compaginan el fútbol con el trabajo en la misma fábrica y en la cabeza tiene el fútbol «del Román», como conocen los argentinos a Riquelme. Vio la final de Basilea en casa de Maresca, quien le metió el gusanillo del sevillismo, ése que está loco por vivir cuando salte a la «cancha» en el Sánchez-Pizjuán. «Ya me sé el himno», revela Franco Damián Vázquez (22-2-89).
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