‘Coke, allí no hay caracoles’ por Félix Machuca

Cuando se esgrime lo de escudo, bandera y afición sabemos que esos tres mandamientos no son de obligado cumplimiento para el que viene de fuera, para el que ni mamó sevillismo en los potreros de la carretera de Utrera, ni se sintió como una toalla tirada en mitad de un vestuario desolado cuando la depresión de Oviedo, ni se le escapará jamás una lágrima de emoción aunque el himno del Arrebato lo toque el acordeón de un rumano.

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