Moneyball, Nervión rompe las reglas

Qué abstracto es el trabajo de un director deportivo. Tener que ojear a cientos de jugadores, estudiar variables tan confusas como numerosas, manejar tanta incertidumbre. Puede que estés convencido de que un chico es el nuevo Messi, pero naufragar estrepitosamente porque era bielorruso y no supo adaptarse al calor de Almería. Apostar por traer a Manchester al mejor defensa de Portugal y verlo consumirse entre las dudas que genera cuando le expulsan en sus dos primeros partidos. No hay fichajes seguros. No hay un método que asegure el éxito. Aunque eso mejor que no se lo digáis a Billy Beane, el gerente de los Oakland Athletics, a quien en Sevilla conocen como Monchi.

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