Cada verano la afición hace sus cuentas particulares. Uno por uno, a cada sevillista, en una alineación ideal escrita en un papel o -últimamente- en las redes sociales, le encanta hacerle hueco a los nuevos fichajes. Quizá, insconcientemente, porque no le caben todos, empieza a olvidar a jugadores que están ahí, que son un seguro. O quizá no, quizá no siempre sea así y futbolistas con peso específico sigan estando en el corazón de la gente.
Uno de ellos es Víctor Machín, Vitolo. Entre tanta estrella a golpe de talonario como Franco Vázquez o Ganso, delanteros como Vietto o Ben Yedder, cracks como Nasri… el liderazgo de un jugador con DNI español quizá era menos previsible allá en agosto cuando comenzó la competición.