«No escucho y sigo». Jorge Sampaoli tiene tatuado este lema, tomado de su grupo de rock fetiche, y en el Sevilla lo está llevando a la práctica… para bien del Sevilla. La perseverancia en su fútbol, fundada en la fe ciega en su idea por encima de todo, tiene a su equipo en lo alto de la tabla. Los resultados están premiendo esa perseverancia, que se están grabando a fuego sus jugadores hasta el punto de lograr épicas remontadas como la de Riazor. Tras ir perdiendo por 2-0, el Sevilla volteó el marcador, algo que no hacía a domicilio desde 1994 concretamente (2-4 en el Vicente Calderón). Y sucede que esa pertinaz búsqueda de la portería contraria no es flor de un día, sino que es propia de este Sevilla.