El principal es que creen en su trabajo. Están convencidos de su método y piensan que el problema no está en el entrenador. Lo creyeron el año pasado, cuando Míchel tampoco cumplió el objetivo impuesto. Este año, con las excepciones de grandes partidos como ante el Real Madrid o Betis, el equipo no consigue resultados positivos y por primera vez en una década mira más hacia abajo que hacia Europa.