Curro tiene dos hijos futbolistas y nunca ha querido ir a verlos jugar, ni cuando el mayor, también Curro, ahora en el Villanovense, fichó por la cantera del Barcelona. Ya se le erizaron los vellos cuando éste se midió en la Copa de 2015 a quien había sido su compañero de litera en La Masía, Iniesta. Pero esto lo supera. Los nervios le pueden y ha visto de todo a lo largo de veinte años en el bar del Coria, club donde han jugado el abuelo, el padre y los dos hijos. Tampoco estará hoy en el Ramón Sánchez-Pizjuán, el estadio en el que defendió la camiseta del Sevilla y ni siquiera sabe si verá el partido por televisión. «A lo mejor me vengo al bar, pero no sé, la ida no la vi. Sólo los resúmenes», asegura este lateral izquierdo que alternó con Sanjosé y Juan José entre finales de los años 70 y principios de los 80. Lo que no podía imaginar entonces es que su hijo pequeño, Juan Antonio, pisaría el mismo césped pero con la camiseta de otro equipo, el Formentera.