«Mis influencias han sido Cruyff y Lillo», aseguró ufano Pep Guardiola durante una de las primeras ruedas de prensa que celebró como entrenador del Barça. Juanma Lillo nunca presumió de ello, tampoco caminó de puntillas. Gesticulador (las manos mueven los hilos del alma…), el técnico disfruta de una experiencia gratificante: ayudar a su amigo Jorge Sampaoli a manejar el Sevilla, un barco que sabe a fútbol y navega recto. El argentino aglutina todos los focos, pero no deja de mirar de reojo atrás, buscando la mirada de Lillo, la llave maestra del tesoro.