Monchi se irá. Este año o cuando a bien quiera el destino. Pero, asumámoslo. Sin dramatismos. Se irá. Cuando sea. A descansar junto a los suyos o a descubrir nuevos mundos. Duele solo de pensarlo, sí, pero hace mucho tiempo que se ganó el derecho a hacer o deshacer por más que nos desgarre el alma imaginarle en los brazos de otra. Quizá ese es nuestro problema; el problema del sevillismo. Exigente y desconfiado por naturaleza hasta el extremo de llegar a dudar del mayor generador de ilusiones de la historia del club.