Al Sevilla le bastó cambiar un par de piezas, esta vez N’Zonzi por Nasri en la función de generar juego en zona de tres cuartos y Franco Vázquez para jugar de espaldas y poner el pegamento, para que cambiara su imagen. Es verdad que fundamentalmente fue la ausencia de ese jugador que a veces ralentiza en exceso el juego y que condiciona tanto como Nasri lo que hizo que el balón se escupiera más rápido tal y como los blancos recibían, y también es verdad que el equipo de Sampaoli se encontró con un rival que no pegó tanto las marcas como, por ejemplo, el Sporting en su última visita.
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