El de Casilda es feliz en Sevilla y el Sevilla, y estaba dispuesto a sentarse de nuevo para seguir negociando la ampliación de contrato que ya estuvo sobre la mesa. La cuestión es que Castro, sintiéndose traicionado, no le ha vuelto a llamar. Comieron juntos para centrar la atención todos en que el equipo quede lo más arriba posible, pero ya está. Nadie en Nervión ha pensado que irse significaría renunciar a dos años de contrato por dirigir sólo cuatro partidos a Argentina, en el peor de los casos, y uno a Messi. Igual el argentino es el mejor técnico posible para la próxima temporada. Igual es cuestión simplemente de sentarle de nuevo en un despacho y ofrecerle un buen proyecto.
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