Como en aquella escena en una habitación en la que las paredes avanzan, el Málaga hizo sentirse durante muchos minutos al Sevilla como Indiana Jones intentando escapar de la trampa. El sistema defensivo empleado por Míchel, rácano pero efectivo, estuvo a punto de cantar bingo en su visita al Sánchez-Pizjuán, donde apretó juntando las líneas y adelantando a la defensa a un equipo de Berizzo incapaz de hacer surgir los espacios y que a los 18 minutos de juego ya había caído hasta 7 veces en fuera de juego.
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