Ganar en casa, perder fuera. O haciendo un símil tenístico, conservar el saque con solvencia, incluso con algún juego en blanco como ayer, y, sin embargo, no ser capaz de forzar siquiera una bola de break para lograr una ruptura. Bajo esa dinámica cruza el Sevilla de Emery la segunda vuelta. Al menos, mientras saque adelante sus partidos caseros, mientras gane su saque, mantiene sus opciones de ganar el partido. Esto es, de clasificarse para Europa.