Se ha dejado utilizar por su Sevilla. Se ha dejado llevar por su corazón, sin darle opciones a la razón de su mente. Caparrós decidió dar el paso al frente, ha cumplido el ajado dicho ‘a entrenador nuevo, victoria segura’, y ya está metido en el lío hasta el corvejón, en plena briega diaria. Trabajo, trabajo y trabajo. Ni descansa, ni deja descansar. El presidente Pepe Castro y su consejo tienen lo que necesitaban: un paraguas exclusivo hecho a medida e imposible de encontrar en ningún otro mercado, mucho menos a estas alturas y con la embarcación derivando sin freno y arrastrada por una fuerte corriente hacia un estrepitoso fracaso.