Al final no hará despedida en el Estadio

El Sevilla estuvo a la altura. Ofreció el Sánchez Pizjuán y las tres copas europeas, el mejor símbolo de la exitosa etapa del vasco en Nervión. Pero todo transcurrió mucho más lento de lo que las tres partes deseaban. Había que esperar. El finiquito de Blanc retrasó el movimiento a tres bandas, el adiós comenzó a eternizarse, surgieron cuitas -una de ellas, una prima por meterse en Champions- en la negociación para rescindir y todo se fue enturbiando.

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