El caso de Alberto Moreno, por su premura y también por sus connotaciones, llama poderosamente la atención en el mundo del fútbol, pero en la propia historia del Sevilla encontramos un precedente claro, vinculado además a la propia formación futbolística del joven lateral nervionense. No es otro que Francisco López Alfaro, aquel juvenil al que Manolo Cardo citó para el primer equipo con 19 años recién cumplidos y le entregó la manija de un Sevilla que estaba en la penúltima posición de la tabla.