Alfaro, Martí y Manzano se reivindicaron ante su ex equipo

«Las finales no se juegan, se ganan». Esta frase tan recurrente en el mundo del fútbol se puede aplicar sin ningún tipo de problema al partido que el Sevilla disputó anoche en Mallorca. Porque fue el propio Unai Emery el que calificó de final el encuentro. Bien es cierto que la calificó como la primera de las doce, ya once, que le quedan al Sevilla para regresar a Europa. Y la final se perdió.

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