Un año se cumplió en la semana ya pasada del ingreso en prisión de José María del Nido. Y aunque José Castro había tomado las riendas del Sevilla unos dos meses antes de que el abogado empezara a cumplir su condena, en puridad el castrismo -librecambista, que nadie es más activo en los mercados que el Sevilla- no se hizo carne hasta ese 5 de marzo de 2014. Ahí la palabra del discreto empresario utrerano empezó a ser la última, ahí su mano, floja pero eficaz como la de Ancelotti, fue tejiendo entre bastidores al tiempo que se fue diluyendo su imagen de delfín de su antecesor.