El Sevilla de la presente campaña tiene serias complicaciones para llevar la iniciativa, para sacar los partidos adelante cuando le toca tomar la iniciativa. Por algo es el segundo mejor equipo como visitante y no está entre los cinco mejores como local. No tiene un gran poderío ofensivo, ni un gran goleador, algo con lo que suelen contar los equipos de la zona más noble del campeonato. Quizás ahí resida el gran mérito de Lopetegui, haber sacado petróleo de un equipo que no tiene un jugador que gane los partidos por sí mismo merced a su olfato, su capacidad de remate o su habilidad en los metros finales. La sensación en este Sevilla es que le cuesta tener variantes a su plan inicial. Es un equipo intenso, que presiona bien la salida del balón rival y que tiene un buen tono físico, pero le cuesta mucho mover el balón con rapidez y abrir espacios cuando los rivales plantean partidos cerrados. Sufre aún más cuando el rival se adelanta en el marcador, como fue el caso ante el Valladolid. El Sevilla de Julen Lopetegui únicamente ha sido capaz de remontar una vez un resultado adverso esta temporada.