Unai Emery tuvo que enmendarse a sí mismo desandando un camino erróneo de partida. Al contrario que en Valladolid, falló el técnico en el planteamiento pero acertó con los cambios. La pregunta es por qué desechó repetir el plan que puso en escena en el José Zorrilla, porque el Slovan Liberec no demostró ser inferior al Valladolid, y la vuelta de ese Sevilla anodino, que pretende ser protagonista con un dominio ficticio en el que los mediapuntas ni rompieron ni llegaron, a punto estuvo de costarle una preocupante derrota. El ingreso de Vitolo sí aportó profundidad y remate y eso salvó al Sevilla.