El Sevilla logró dos de los objetivos que se propuso en la primera parte de una eliminatoria igualadísima, de alta competición. Ganó y dejó la portería a cero, e incluso pudo obtener más margen para una vuelta que se presenta apasionante, pero le faltó oxígeno. La falta de recambios por el cúmulo de bajas, además de Beto, Coke, Mbia, Cristóforo, Iago Aspas y Gameiro, que sale de su lesión, impidió a Emery refrescar mejor a su equipo, que notó el cansancio tras el pulso físico y técnico que mantuvo con un Borussia Mönchengladbach que sí rotó.