El Sevilla de Emery hizo, en el día que batió un récord histórico, uno de sus partidos más completos en todas las facetas. Ante un rival difícil, jugó con cabeza y le dio a cada acción del juego justo lo que necesitaba. Intensidad para presionar y salir ganador en los duelos, velocidad para romper líneas por dentro y por fuera, una buena ordenación defensiva… todo para maniatar a un Málaga al que no le permitió siquiera realizar ni un solo disparo a puerta y al que acosó con una presión adelantada que hizo sufrir mucho a su defensa, con Angeleri y Antunes como los hombres más castigados.