Se podrá argumentar que el Sevilla se midió a un equipo inferior que está en la zona baja de la Bundesliga. O que no controló el balón más que su rival. O que le faltó más salida tras ponerse por delante. Pero, aun en un partido feo a grandes ratos, el equipo de Unai Emery cumplió con el guión previsto y evidenció que sigue dando pasitos hacia una cohesión en pos de una idea. En la primera parte, la permuta de posiciones y la libertad de Rakitic y Perotti, sobre todo, abrió al Friburgo. En la segunda, hubo un atasco general por el retraso general de líneas y la falta de salida. Pero un retoque táctico de Emery, con el ingreso de Fazio para cambiar a la defensa de tres centrales, hizo más firme al equipo y le dio más contragolpe. A la tercera contra clara, llegó el 0-2.
