Un campo de fútbol se puede dividir en cuatro zonas en la progresión de un equipo. La fase de inicio corresponde a la defensa, la fase de creación, aún en campo propio, se sitúa hasta la línea divisoria, mientras que en campo contrario encontraríamos una zona de finalización y una cuarta, intermedia entre la defensa y el ataque, que llamaríamos de enlace, que comprende la parte avanzada de la línea media hasta el comienzo de la zona de finalización, que se inicia unos metros por detrás del borde del área. El Sevilla prescindió en Vigo de la zona de enlace y fue la rémora que lo llevó a no controlar el partido y a acabar cediendo el centro el campo. Y lo hizo, más allá de la elección de futbolistas no habituales en el once (hasta ocho nuevos con respecto al jueves pasado), al encorsetarse en ese 4-4-2 con que también salió en Éibar.