La imagen de Unai Emery ayer celebrando el gol de Rakitic se asemejó mucho a como lo hizo Caparrós cierta noche ante el Panathinaikos, lo que le llevó a tener que cumplir una sanción de la UEFA. Pero en juego no habían las mismas cosas y quizá esa alegría desbordada del entrenador vasco escondía mucho más que el festejo de sumar dos puntos que se le iban al Sevilla del Sánchez-Pizjuán ante el Almería.