El Sevilla FC está en cuartos de final de la Champions League sesenta años después. Era cuestión de persistir. De insistir. Tarde o temprano, Sevilla, uno de los lugares más maravillosos del planeta, tenía que estar entre las ocho ciudades más importantes del panorama futbolístico. Anoche se hizo justicia. Por méritos propios. El mayor orgullo del sevillismo es poder gritar a los cuatro vientos que dominó los poco más de ciento ochenta minutos que duró la eliminatoria contra el Manchester United. Tanto en el césped como en las gradas.