Unos días antes de que el Sevilla se decidiera por Joaquín Caparrós como director de fútbol, el presidente del club de Nervión, José Castro, recibió una llamada de un agente con la representación de Arsene Wenger para ofrecerle los servicios del entrenador francés de cara a la próxima temporada. El máximo mandatario del Sevilla conoció en dicha conversación el deseo e ilusión del exentrenador del Arsenal por dirigir al equipo sevillista y las dos partes quedaron en volver a hablar más adelante en el caso de que la nueva dirección deportiva viera bien su contratación. Sin embargo, la decisión de que fuera Pablo Machín ya estaba más que adelantada y la idea de que el proyecto debía liderarla desde la parcela técnica un preparador joven, con hambre y que conociera el fútbol español. Todos los caminos condujeron definitivamente al técnico soriano.
