Mucho se temía en el Sevilla la salida de Álvaro Negredo este verano. Se marchaban 20 goles por año en Liga (25 en su última campaña). Y ahora había que comprar lo más difícil y caro en el fútbol: gol. En vez de acudir a una sola vía, el Sevilla terminó por convencerse de que necesitaba dos artilleros de nivel para completar su plantilla. Carlos Bacca y Kevin Gameiro fueron sus apuestas, hombres que han respondido hasta la fecha con goles. El último ejemplo fue el duelo en Granada, partido áspero, que el Sevilla del último año habría perdido, se terminó ganado con dos acciones rápidas y decisivas de sus atacantes.