«Descansé algo en el hospital y llegó el doctor y dijo que todo estaba bien, que todas las pruebas estaban muy bien, que mi hija estaba fuera de peligro y que podíamos ir a casa por la tarde», señaló. Vaclík reconoce que fue complicado despejar la mente en aquel momento, pero las buenas noticias transmitidas por los médicos le ayudaron a tranquilizarse. «Todo estaba bien en ese momento. Los médicos dijeron que todo estaba bien, hablé con mi mujer y ella me dijo que viniera al campo. En ese momento fue muy difícil cambiar el chip, mi familia era lo más importante».