El rosarino se ha convertido, por calidad y trabajo, en el indiscutible líder de una plantilla necesitada de referentes. Banega habla dentro y fuera del campo, dándose cuenta a sus 29 años que le ha tocado ser un capitán sin brazalete. Por su carácter no levantará la voz, pero habla con todos y cada uno de sus compañeros tratando de que entiendan qué necesita el equipo en cada momento. Es el mejor termómetro para saber cómo está el Sevilla.