No tiene el nombre del Liverpool, el Dortmund ni el United, pero sí tiene calidad, energía, frescura y doble motivación extra. El Basilea espera al Sevilla con las ansias de medirse al campeón y con el gusanillo de que la final del torneo se disputa en su estadio el 18 de mayo. En el St. Jakob Park esperan con muchísima ilusión a un Sevilla que viaja hoy a la fría Suiza, con temperaturas mínimas que rozan el cero, con la lección aprendida de lo desagradable que puede ponerse un partido si hay helada tras la experiencia en Noruega. Y también con la cautela de saber que el rival tiene las piernas frescas y el corazón caliente.