Ben Yedder fue uno de los caballos de batalla de la planificación en verano. Joaquín Caparrós contó con él de inicio después de disfrutar de sus cualidades en los cuatro partidos que dirigió al Sevilla al final de la temporada. Le comentó a José Castro que tenía que ser uno de los pilares del nuevo proyecto, antes de que éste le ofreciera el cargo que terminaría aceptando de director de fútbol. Luego, Pablo Machín tuvo la misma reticencia que otros predecesores a considerarlo como el goleador del Sevilla. Y le mandó mensajes directos sobre su implicación. No llegó la oferta esperable y se quedó… para bien de Machín y de Caparrós.
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