José María del Nido Carrasco decidió hablar ayer para los medios oficiales del club. Su mensaje obviamente no lo compra a nadie, no tiene ningún tipo de crédito y todo lo que le diga a la afición, lo único que consigue es encender más aún el ambiente.
Una de las últimas decisiones que tomó el presidente sevillista, fue renovar un García Pimienta, que llevaba un total de cero victorias en Liga, y venía solo de estar una temporada en la Unión Deportiva Las Palmas, club donde se llevó seis meses sin ganar un partido.
Prácticamente desde el mes de enero, la confianza en el técnico catalán es nula, sobre todo por las declaraciones que hizo en contra de la planificación del director deportivo y del club.
Después de tres derrotas seguidas se le ha dado un ultimátum en Mestalla, donde si cae derrotado contra el equipo valencianista, será destituido.
De cara a la próxima temporada existen muchas dudas sobre quién cogerá el banquillo del Sevilla. Lo cierto es que es muy difícil dar con un entrenador que quiera meterse en una trituradora de técnicos que es el club de Nervión en estos momentos.
José Bordalás, que va a dejar el Getafe la próxima temporada, no está de acuerdo con la plantilla que le han formado y está cansado de tener que hacer un milagro año tras año en la ciudad madrileña.
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Sería una oportunidad muy interesante para crear un proyecto nuevo, como el que ya se hizo con Caparrós hace 20 años, con un estilo aguerrido, como el de aquel entonces.
Sin embargo, pide dos años de contrato, algo alejado a las pretensiones económicas sevillistas.
Además, es un míster para nada dócil, habla claro en rueda de prensa y no traga con todo lo que le traen, siendo esto algo que no gusta a Víctor Orta y a Del Nido Carrasco, que prefieren un perfil más bajo y que no le dé complicaciones.