Juan Cala es un tío respetado porque por su forma de ser, une al grupo y reúne condiciones que quizá faltaron la pasada campaña: raza, amor propio y sentimiento hacia el escudo que defiende. Criado en la cantera, está luchando por hacerse un hueco en el equipo, pero no va más allá. Por eso le sorprendió que ayer le preguntaran por si le gustaría ser capitán del Sevilla. La respuesta del lebrijano no pudo ser más coherente.