Con un “decíamos ayer” se presenta el Sevilla de regreso a su competición favorita dos años y algunos meses después de su último logro. La final ganada al Liverpool en Basilea en la UEFA Europa League 2016 es el último gran hito para los anales del club, y el campeón, por vicisitudes de este complicado mundo que es el fútbol, regresa con dudas y con mucha (puede que demasiada) inquietud instalada en la afición. Es verdad que la planificación no lleva el curso de otros años, pero también que aún quedan 5 semanas por delante antes del cierre del mercado y que el paso del Újpest húngaro por el estadio nervionense debe ser tomado como lo que es. Cualquier suplente de esta costosísima plantilla tiene nivel de sobra para superar al equipo que ha caído en suerte en este incómodo camino que el Sevilla debe sumar a sus alpargatas para llegar a la fase de grupos de este torneo, cota base para el proyecto europeo de la presente temporada en la que ya no está el maná de la Champions League.