El próximo sábado regresa Joaquín Caparrós al Ramón Sánchez-Pizjuán, nada novedoso desde su marcha en la primavera de 2005 de un club al que llegó, precisamente, de la mano del actual presidente del Sevilla, su paisano José Castro. En esta ocasión lo hace con el Levante, el cuarto equipo que dirige desde su adiós de Nervión. Y lo hace especialmente motivado, como siempre. Entre otras cosas porque quiere romper con el gafe que lo persigue ante su ex equipo desde que, en diciembre de 2005, a los pocos meses de desvincularse, se hiciera con el triunfo al frente del Deportivo, por 0-2 (Diego Tristán y Víctor).