Para el presidente ni siquiera existe agravio comparativo alguno: «No, no y no, la realidad es innegable y sí, somos los que más insultamos, ahí están los datos y hay que reconocerlo. No se trata de masacrar a nuestra afición, porque estamos consiguiendo avances, pero todavía no hemos sido capaces de erradicar todos esos cánticos».