Hasta el punto de que se ha tenido que suspender de nuevo la reunión porque la tensión era tal que se hacía imposible el diálogo. De hecho, no han llegado a las manos Ramón Somalo con Pepe Castro porque han mediado otras manos y cuerpos para evitarlo. Y si no se ponían de acuerdo ni en quién podía entrar o no, pues en todo lo demás, imposible. Al punto de que se está estudiando la opción de celebrar la obligada reunión en un hotel y con seguridad privada de por medio.
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