El adiós de Julien Escudé puso de manifiesto la diferencia entre los jugadores que pasan desapercibidos y aquéllos que dejan huella en un club, como es su caso. Se marcha tras seis años y medio en los que contribuyó a cimentar la etapa más existosa del club nervionense. De Sevilla se va con 239 partidos jugados, seis títulos en su haber y una gran cantidad de amigos, a los que quiso recordar en su despedida.