Tras una primera parte buena pero que acabó con 1-1 en el marcador, se vio que el equipo cree todavía en el técnico. No sólo no hubo nadie que bajara los brazos, sino que todos, entrenador y jugadores, se reunieron en el vestuario, se miraron a la cara y salieron convencidos de que el proyecto no podía acabar ahí. La segunda parte realizada por los de Nervión fue casi perfecta y sirvió no sólo para golear a la Real Sociedad y sumar tres puntos vitales para seguir aspirando a los objetivos europeos, sino que también fue un golpe de moral para afrontar este jueves el partido de Praga. Y ahí estarán todos. O lo intentarán. Porque nadie se quiere bajar del barco, todos quieren forzar a pesar de tener molestias o de que hayan pasado por un periodo de inactividad competitiva.
