Con calidad, oficio y la disciplina de un bloque bien construido, el Sevilla juvenil se clasificó ayer para disputar la final de la Copa de Campeones. El conjunto de Agustín López logró un resultado corto que no reflejó su tremenda superioridad frente a Las Palmas, que sorprendió en el partido inaugural venciendo al Barcelona (2-0). El Sevilla se mostró mucho más entero que ante el Athletic, dominó todas las facetas del juego y desperdició varias ocasiones para no haber sufrido incertidumbre alguna.