Desde que la temporada pasada tocó a su fin, una de las obsesiones de la dirección deportiva fue la de reforzar una línea defensiva que, a pesar de los números, no transmitía la necesaria seguridad que todo equipo con altas miras debe tener. Así, encontrar a un futbolista que consiguiera elevar el nivel defensivo de la zaga se convirtió en algo prioritario, siendo Botía el elegido.