El Sevilla tiene en sus escalafones inferiores un armenio, un camerunés, un chileno, dos gemelos argentinos al que luego se les unió su hermano pequeño, un albano-kosovar, un pequeñín coreano, una legión de catalanes, dos qataríes en régimen de acogida y, a prueba, un egipcio y un serbio. Pero en tiempos en los que el mercadeo trata de meter sus zarpas en la cantera (donde es más fácil camuflar dispendios por sus nimios costes comparados con el fútbol profesional) cíclicamente la escuela sevillana se encarga de desnudar a los que tratan de desplazarla durante todo el año para después no tener reparos en salir en la foto.