«Corazón y cabeza». Una, dos, y tres veces. O cuatro. O cinco. Las que hagan falta y en el lugar que sea. Lo que comenzó siendo una especie de grito de guerra y llamada a la concentración y al ánimo de Pablo Machín a sus jugadores, ha tornado en una idea y filosofía para afrontar lo que venga en el Sevilla. Lo que sea. Cuando toca remontar o cuando toca aguantar. En el terreno de la ciudad deportiva o en el vestuario del Sánchez-Pizjuán. En las charlas en el hotel de concentración o en las últimas indicaciones antes de un encuentro, siempre: Corazón y cabeza. Corazón para doblegar esfuerzos y para creer en el éxito cuando las situaciones se dificultan, y cabeza para ser inteligentes, cautos y serenos a la hora de tomar las decisiones correctas. El Sevilla de hoy es pasión y cordura, la firme intención de un Machín que no quiere que las llamadas de emoción del exterior en forma de euforia puedan terminando afectándole a sus futbolistas.