Mi equipo no tiene suerte con cierto periodismo capitalino. Puede que sea un problema derivado de nuestra condición de yonquis y gitanos, de malages y poco simpáticos, de autosuficientes y ambiciosos. El caso es que, cuando no es un comentario de esos que te levantan el estómago por un exceso de rabanito, es porque hay ingleses a los que no les gusta el ajillo de nuestras gambas, que suelen meterla con sospechosa reiteración cada vez que hablan o se refieren al SFC. No nos tragan. Nos mastican pero no nos digieren.
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