Hace un año, aún con 21, Sebastián Cristóforo (Montevideo, 1993) acababa de ser operado por segunda vez en su rodilla izquierda. Le esperaban lágrimas en soledad, otros siete meses de duro trabajo en el ostracismo, de rabia transformada en lucha por cumplir su sueño de ser futbolista de élite en Europa. Ahora, en febrero de 2016, el Sánchez-Pizjuán le grita «¡Uruguayo, uruguayo!» y ha compartido su buen momento con El Correo de Andalucía