Este miércoles, Nervión olerá a Schalke, a Kanouté y a Puerta; también se batirán palmas sevillistas como aquellos días de aquellos tiempos; y las banderas flamearán en la noche futbolera; y el equipo blanco, el equipo de la gloria y del salero, el de las carreras por la banda derecha, los remolinos por la izquierda, el de esa chispa que brota desde lo más hondo del alma, vivirá una nueva noche de luces y lunas, de amigos y hermanos, una de esas noches que sólo se gestan en este trozo de tierra nervionense y que hacen a este equipo, Sevilla Fútbol Club, algo especial, único. Y grande.